
Tuesday, November 30, 2010
Saturday, May 22, 2010
Mushi
Here I place a fragment of the article [虫] The Japanese "mushi" and the Russian "Toska" by Iwa ni Hana, who unfortunately has decided to stop writing for a while. I only dare to suggest that I consider that the Greek phrase "Know thyself" by the great Thales of Miletus plays a key role in our heart, and now, stepping aside I invite you to dive into the fascinating Japanese culture and soak in its beauty through the wonderful perspective of Iwa ni Hana:
There is a special meaning to the word mushi [虫] in Japanese, the nuances of which are lost in its common English translation of “insect” or “bug.” I think it would be most straightforward to quote directly an excerpt from an article called Mushi ga ii [虫がいい] from am insightful book entitled Nihongo Omote to Ura [日本語 表と裏] written by Morimoto Tetsurou [森本哲郎]. Below is my translation:
The Japanese characterize such mysteries of the heart as mushi. The heart is what one desires, what one thinks and what one feels. Nevertheless, there are times when the heart does not work the way one would like it to. In other words, there is another heart within one’s heart. The Japanese call that “second soul” mushi. It is believed that, of the two, mushi is by far closer to the depth of one’s being. The reason for it is that when one loses consciousness and when one’s breathing weakens, the Japanese call that condition “the breath of mushi.” The breath of mushi means that only the mushi within one’s body is left to do the breathing. In other words, mushi is the last thing that supports one’s life. In that sense, the Japanese concept of mushi is close to Freud’s libido.
Mushi clearly means more than just “insect” or “bug.”
*******
Aquí coloco un fragmento del articulo [虫] The Japanese “mushi” and the Russian “toska” por Iwa ni Hana, quien lamentablemente ha decidido dejar de escribir por un tiempo. Solo me atrevo a decir que considero que la expresión griega “Conócete a ti mismo” del gran Tales de Mileto juega un papel fundamental en nuestro corazón; y haciéndome a un lado ahora los invito a sumergirse en la fascinante cultura japonesa y empaparse de su belleza, a través de la perspectiva de Iwa ni Hana:
Hay un significado especial acerca de la palabra mushi [虫] en Japonés, cuyos matices han sido perdidos en su común traducción al inglés como “insecto” o “bicho”. Creo que lo mas sencillo es citar directamente un extracto de un articulo llamado Mushi ga ii [虫がいい] desde un perspicaz libro titulado Nihongo Omote to Ura [日本語 表と裏] escrito por Morimoto Tetsurou [森本哲郎]. Abajo se encuentra mi traducción:
Los japoneses caracterizan a tales misterios del Corazon como mushi. El corazón es lo que uno desa, lo que uno piensa y lo que uno siente. No obstante, hay ocasiones en donde el corazón no funciona en la manera en que uno quisiera que. En otras palabras, existe otro corazón dentro del corazón. Los japoneses llaman a esa “segunda alma” mushi. Y se es creído que, de los dos, mushi es por mucho trecho más cercano a las profundidades de nuestro ser. La razón de esto es que cuando uno pierde la conciencia y cuando la respiración se debilita, los japoneses llaman a esta condición “el aliento de mushi.” El aliento de mushi significa que solo el mushi que se encuentra dentro de uno queda ejecutando la respiración. En otras palabras, mushi es el último recurso en que se apoya la vida. En este sentido, el concepto japonés de mushi se encuentra cerca de la libido de Freud.
Claramente, mushi significa mucho mas que “insect” o “bicho.”
Saturday, February 27, 2010
Hipnos
Se cuenta que estando de descanso Unamuno en su casa de veraneo, pasó un campesino, quien al ver al filósofo sembrando una planta, le dijo: “Buen día don Miguel, ¿Trabajandito?; a lo cual le contestó: “No, descansandito”. Al día siguiente pasa de nuevo el mismo campesino y al ver a Unamuno leyendo un libro, le dijo: “Buen día don Miguel, ¿Descansandito?; a lo cual le contesto el pensador: “No, trabajandito”.
El descanso implica de cierta manera, el cambiar de actividad. El trabajo físico requiere descanso físico y entretenimiento, y muchas veces el intelectual descansa llevando a cabo una actividad que le signifique un esfuerzo físico. Mas el verdadero descanso común a todos, es el sueño, el acto de dormir.
Perseo, rey de Macedonia, fue muerto, no dejándole dormir. Herodoto hablaba de hombres que dormían seis meses y velaban los otros seis, y curiosamente cuenta que el sabio Epiménides, durmió durante cincuenta y siete años seguidos.
Se dice que a Salomón le fue concedida su sabiduría durante un sueño y es precisamente el sueño lo que hace que el genero humano se clasifique entre los animales diurnos. Se ha tratado de explicar la razón por la cual el hombre empieza a acostarse para su descanso, era por el hecho que consideraba esa posición horizontal, el equilibrio perfecto de su cuerpo.
Por su parte, fue El Sueño, la primera obra que comenzó a escribir el genial Quevedo. Por cierto que en uno de esos relatos, titulado las “Zahúrdas de Platón”, cuenta el autor que vio “dos sendas que nacían de un mismo lugar y una se iba apartando de la otra, como si huyesen de acompañarse.”. Se trata de dos sendas, la de la derecha angosta y tortuosa por la cual transitaban hombres descalzos y desnudos, la de la izquierda amplia, por donde transitaban hombres de gala, carrozas y gente conocidas por sus vicios. Este último era el camino hacia el infierno. De ese escrito, parece provenir el conocido dicho: “Dime con quién andas y te diré quien eres”.
En la mitología griega, Sueño era el dios alegórico de Grecia, al cual se le llamaba Hipnos. En

